Septiembre puede ser un mes complicado en las empresas. El regreso tras el verano puede generar el temido estrés posvacacional y afectar a la motivación y, por tanto, al rendimiento. ¿Cómo evitarlo y mantener el compromiso en la organización? Buscamos respuestas en este nuevo post, ¡sigue leyendo!
La reincorporación al trabajo en septiembre para afrontar el último tramo del año es un aspecto delicado y que debe gestionarse correctamente. El primer motivo es el propio bienestar de los empleados: el estrés posvacacional existe y puede afectar a cualquier persona.
De hecho, según indican datos de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Catalunya (AIFICC) y recoge este artículo, se calcula que hasta el 65% de los trabajadores lo sufre. Los expertos señalan que es más habitual entre las mujeres y que es un problema que no se debe menospreciar. Si no se evita o soluciona, puede causar una gran desmotivación a largo plazo y generar pérdida de talentos importantes para la organización.
Por otro lado, no se tiene que olvidar que en otoño se realiza el último empujón del equipo para conseguir los objetivos que se marcaron a comienzos de año. De esta manera, es un momento clave para comprometer, alinear y motivar a todas las personas de la empresa para este sprint final, ¡no para caer en desmotivación y bajar el rendimiento!
Por último, muchas organizaciones realizan en septiembre sus encuestas de satisfacción de los empleados o de clima laboral. Si el equipo se encuentra desmotivado por culpa del estrés posvacacional, los resultados no van a ser representativos de la realidad ni los más óptimos.
Para lograr evitar el estrés posvacacional y mantener el compromiso en la organización por parte de todo el equipo puede que no haya una receta mágica, pero sí que hay una serie de claves a tener en cuenta.
La primera de ellas es comprender la función de las vacaciones y su importancia en todos los niveles de la organización. Este descanso es un tiempo para relajarse, tomar distancia de la rutina y eliminar el posible estrés con el objetivo de cargar pilas, traer nuevas ideas y seguir aprendiendo.
Las vacaciones no son una forma de huir de los problemas, así como el trabajo no debe ser algo de lo que los empleados necesiten recuperarse. Si es así hay un problema más profundo que abordar. Los comentarios que se escuchan en algunos equipos, como «hay que ver qué bien te han sentado las vacaciones, ¡qué poco te durará esa alegría que traes!» deben ser desterrados para siempre. Lo que se tiene que fomentar es la visión de las vacaciones como un merecido descanso beneficioso para el colectivo en el corto, medio y largo plazo.
De hecho, otra idea que debe abandonarse es la de que los empleados perderán, seguro, la motivación y el compromiso al volver de las vacaciones. Al contrario, la mayoría de personas tiene ilusión por afrontar los nuevos retos. Eso sí: el estrés posvacacional puede existir igualmente y se tiene que ayudar a una vuelta a la rutina saludable.
En este sentido, es recomendable facilitar un tiempo de reajuste para retomar las responsabilidades. Empezar directamente afrontando tareas excesivamente complejas o heredando problemas es contraproducente.
Una buena idea es fomentar que los empleados, antes de irse de vacaciones, diseñen un plan de regreso con las tareas prioritarias. Así, a la vuelta, podrán concentrarse retomando el trabajo de forma ordenada y lograr pequeños triunfos desde el principio. Aunque puedan ser objetivos complicados, tener un plan lo hará todo más sencillo.
Otra manera de mantener el compromiso en la organización tras el verano es ofrecer acciones de formación y de desarrollo para el nuevo curso: ¡nada estimula más que crecer y desarrollarse! Al obtener nuevas herramientas y habilidades los equipos y las personas que los forman pueden asumir los retos por llegar y crecer junto a la empresa.
¿A qué nos referimos? Se puede pensar en acciones de desarrollo personal y de equipo. Por ejemplo, Dirigir tu energía o Con ilusión… tan bien se vive. Ambas experiencias proporcionan recursos y herramientas que nos ayudarán afrontar con energía y actitud positiva la última parte del año, con un enfoque positivo y motivador.
En esta misma línea, no presionar nada más reincorporarse no significa eliminar retos. De hecho, debe tenerse en cuenta que una de las formas de mantener motivados a los empleados es lanzando nuevos objetivos que les gusten y les inspiren. El resultado es una vuelta progresiva, pero también más atractiva y con ganas de rendir al máximo.
Una excelente manera para lograr que los equipos conecten con estos retos y lo hagan con la confianza e inspiración necesarias es diseñar juntos cómo vamos a abórdalos. «Co-crear» juntos nuestro plan de acción: no solo trabajar qué haremos, sino cómo lo haremos, qué formas de colaboración maximizan el resultado y cómo podemos construir sobre las fortalezas de cada uno. Un ejemplo de este tipo de acciones es Art Challenge de Ready for People.
Por último, si se detectan situaciones de estrés o se quieren evitar de antemano, se recomienda poner a disposición de los colaboradores recursos para combatirlo.
También puedes volver a este post sobre la empresa saludable, ya que cuando se cumplen las premisas que se enumeran es mucho más sencillo mantener la motivación en la organización y alejar el estrés, de todo tipo. Aquí también encontrarás actividades para fomentar la felicidad en el entorno laboral.
¡Desde Ready for People, esperamos que estas clave sirvan de ayuda para volver al trabajo y te deseamos un feliz regreso sin estrés posvacacional!