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Diversidad, equidad e inclusión

Por Antoni López Badell

Sé, y lo digo mucho a mi pesar, que para alguna gente no es fácil vivir en un entorno diverso e inclusivo, especialmente para aquellos pertenecientes a generaciones senior o para aquellos que, por el motivo que sea, no han experimentado el vivir en comunidades más diversas. Y ya sabemos lo que pasa, no somos muy amigos de lo que no conocemos y desgraciadamente el ser humano ve con demasiada frecuencia la diversidad como una amenaza. Afortunadamente, las cosas llevan ya tiempo cambiando, pero aún hay reticencias y miedo al respecto. Sea como fuere, lo que sí puedo afirmar con convicción es que un mundo más inclusivo y diverso es simplemente un mundo mejor y que la diversidad solo aporta beneficios en nuestra sociedad. 

Dejadme que os cuente una historia.

Llevo años cortándome el pelo mensualmente y soy muy maniático y exigente con mi barbero, siempre me tienen que cortar el pelo de la misma manera. Eso quiere decir que encontrar la persona que sabe hacerlo es una ardua tarea que se complica más si has cambiado de país en varias ocasiones como es mi caso. Cuando llegué a Londres hace 8 años anduve buscando mi barbero preferido durante meses hasta que di con Nick en una barbería moderna cerca de la oficina. Fantástico, ¡ya tenía mi peluquero de confianza!

Luego vino la pandemia y Nick empezó a trabajar desde su casa así que no lo dudé y asistí durante meses, mascarilla en boca, a su apartamento de Hackney a cortarme el pelo. Nick, aparte de ser todo un profesional, era un joven lleno de vida, moderno, tatuado, vivía con su novia en una de las zonas más cool de Londres, me hablaba de sus colegas barberos y de las pintas que se tomaban a la salida del trabajo en el pub de la misma calle, iba a conciertos y a festivales con su novia (una chica encantadora que llegué a conocer).  

Hace unos meses, por razón de trabajo empecé a viajar más, luego vinieron las navidades y decidí pasar todo un mes en Barcelona mi ciudad de origen; no acudí a Nick, quien todavía corta el pelo desde su casa, durante un periodo de tres meses. Volví a Londres, le pedí cita y llegó el día en que tengo que ir a por mi corte de pelo. Llamo a la puerta, Nick me abre, pero me recibe una chica, no es su novia, “hold on a second!”, es Nick!?. 

El pelo le había crecido, se había maquillado, llevaba ropa de chica, las uñas hechas … era Nick!. Mi cerebro (¡atención! cerebro de hombre gay y profesional divulgador de la cultura D&I) cortocircuitó, no tengo otra palabra para ello. Me paralicé y no supe cómo actuar, pasé al salón donde Nick corta el pelo sin mediar palabra y muy confundido. Incluso me atrevo a decir que la parte inconsciente de mi cerebro me mandaba señales de peligro, de no estar en un sitio seguro. ¿Cómo podía ser que yo, yo!, reaccionara de esa manera?

Eso todavía me confundía más. Nick se percató, puso sus manos sobre mis hombros y me preguntó … “are you alright?” Y fue ella quien me puso en mi sitio, quien paró la máquina maligna de mi cerebro. Entonces le miré a los ojos y le pregunté … “Nick, are you transitioning?” Dijo que sí, nos abrazamos y lloré. 

Nick es ahora Maya y sigue siendo mi peluquera de confianza. Maya y yo teníamos una buena relación antes de su transición, pero ahora puedo decir que somos verdaderos amigos. En la etapa anterior nunca llegué a compartir mis sentimientos o ideas más íntimas con Nick, quizás nunca llegué a ser yo mismo con. Desde que Nick es Maya nuestra relación ha evolucionado hacia un vínculo mucho más estrecho y no solo eso, sino que él me ha hecho a mí mejor persona y a sentirme más genuino a su lado. Todo eso lo ha conseguido también mi curiosidad por lo diverso y mi comprensión y apoyo por su caso. Y esa debería ser la actitud para romper los muros que nos separan porque al fin y al cabo hacer eso solo trae beneficios como la bondad y la generosidad, que sin duda hace mejores las relaciones interpersonales. 

Tratar y divulgar el tema de la diversidad y la inclusión a veces no es fácil y puede incluso ser un tema complejo y eventualmente controvertido (aunque no me gusta pensar eso, esa sigue siendo la realidad). Nuestro cerebro no está preparado siempre para encontrarnos a la diversidad de cara y sin cita previa, y entonces tendemos a rechazarla, incluso por muy modernos que nos creamos (fijaros que me pasó a mí al encontrarme a Maya por primera vez).

A veces no nos sentimos cómodos en un entorno tan diverso. Y es por eso por lo que también debemos ser comprensivos (y al fin y al cabo inclusivos) con quienes no están acostumbrados a ello. Y no solo eso, sino que también hay que esforzarse en hacer un trabajo de aceptación de la diversidad, no hay que quedarse en la casilla de salida y hacer como que eso no va con nosotros. Debemos seguir el camino de la curiosidad y la valentía para querer cambiar las cosas y seguir por la senda de la involucración de todos aquellos que no están todavía convencidos. Porque de una cosa sí estamos seguros, una vez hayamos llegado todos al final de ese viaje, nuestras vidas y las de los demás serán mucho mejores. 

Antoni López Badell

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